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sábado, 23 de marzo de 2024

¿Porqué llevamos al poder a psicópatas y narcisistas?

 



“Casi todos podemos soportar la adversidad, pero si quieres probar su carácter,dale poder”

Abraham Lincoln 

En un blog anterior me referí a la pregunta ¿el poder para qué? , que hiciera Darío Echandia hace setenta y cinco años. Concluía mi análisis en el caso de Petro , diciendo que la repuesta era cada día más clara: para demoler el tablero de juego, sus reglas actuales y sacar a los jugadores, que no comulguen con su visión de un nuevo tablero para el pais. 

En este blog voy a continuar explorando   el tema , por  lo que  voy a iniciar con otra pregunta complementaria y muy de fondo : ¿ porqué votamos por psicopatas, sociópatas  y narcisistas que tienen una alta predisposición al abuso del poder? Y otra pregunta: ¿cómo buscar  llevar al poder a quienes  deberían poder aspirar a él y que lo sepan ejercer con transparencia , justicia y equilibrio?” 



Pero definamos primero que es psicópata y un narcisista. El primero es una persona  que “padece un trastorno antisocial de la personalidad (TAP), que disminuye o impide su capacidad para la empatía y dificulta su adaptación a entornos sociales con normas preestablecidas, como las leyes, los derechos individuales o el bienestar colectivo” . Un narcisista padece de “ una enfermedad de salud mental en la cual la persona tiene un aire irrazonable de superioridad. Necesita y busca demasiada atención, y quieren que las personas lo admiren”.


 La realidad es que hoy el sistema democrático está haciendo agua. No está respondiendo a las expectativas de los votantes ni a las exigencias de una época caracterizada por grandes cambios e incertidumbre. La gente busca respuestas fáciles a temas muy complejos, cuando mucho de ellos  no las tienen . Y en medio de la desesperanza, impotencia, desconfianza y desorientación, son presas fáciles de esos narcisistas, sociópatas y psicopatas que son muy buenos actores, y les venden soluciones mágicas para quedarse con el poder. 



La verdad es que hoy estamos viviendo un momento crítico en las democracias contemporáneas. El debilitamiento acelerado de los partidos políticos y de sistemas de identificación y selección de nuevos líderes , permite que aparezcan personajes histriónicos, con grandes habilidades  discursivas y mediáticas , que le dan voz y magnifican con mentiras  las insatisfacciones de la gente. Son personas que  le sacan el máximo provecho a las redes sociales y las nuevas tecnologías para engatusar a sus electores. Y lo peor es que lo hacen muy bien.  


Hay características comunes a estas personas que, usando sus habilidades de encantadores de serpientes, llegan al poder. Hoy muchos  de ellos inician su carrera  estando por fuera del sistema, al que señalan como el responsable de todos los males de sus seguidores. No tienen ningún escrúpulo para exagerar , mentir o engañar, en su camino para lograr sus fines personales . Su marco ético es inexistente y por lo tanto, todo vale, el fin justifica los medios. 


Cuando están en la oposición, se cubren con una capa moralista que les permite señalar a sus opositores con el dedo, a quienes acusan de violar las reglas y usar el sistema en su favor. Pero cuando llegan al poder, el barniz moralista se les disuelve , violan con más desfachatez las mismas reglas y le tuercen el cuello al sistema para su beneficio personal.




Pero la degradación ética no es exclusiva de estas personas, sino también de quienes lo siguen y votan por ellos. En la actualidad el caso de Donald Trump es emblemático y aberrante. Hoy va punteando en las encuestas para volver al poder, a pesar de los innumerables escándalos y demandas que lo definen como un tipo sin ningún escrúpulo, hipócrita y que quiere volver a la presidencia de su pais para abusar del inmenso poder que le confiere esa posición. ¿Porqué hay gente tan ciega que se rehúsa a ver?


Según los psicólogos evolutivos , la razón por la cual existe el fenómeno de buscar al hombre fuerte que nos solucione nuestros problemas, y mediante el voto lo llevemos al poder, es porque nuestros cerebros no han evolucionado mucho desde la Edad de Piedra, cuando era necesario seguir al cazador que sabía o se creía que era mejor que los demás. Pero hoy esta orientación puede llevar a tipos desastrosos al poder. 


Otra característica de estas personas, es que los escándalos los persiguen asociados a sus abusos de poder. De nuevo el ejemplo de Trump y ahora con Petro  en Colombia. Personas como ellos, son unos artistas para capturar la narrativa, para desviar la atención sobre el último escándalo hasta que aparece el siguiente, mientras van destruyendo al pais.



En un artículo reciente en el Times de Londres, el articulista que toca estos temas , llega a la conclusión de que hay tres factores por los cuales están llegando tantos  psicopatas y narcisistas al poder . La primera de ellas es porque  se sienten atraídas para ganar  autoridad sobre otras. Especialmente,  esta tendencia es más aguda en personas que también son maquiavélicas.  Estas características los hace  peligrosamente muy destructivos 


Hay una segunda razón. La conocida frase que dice: “el poder corrompe, pero el poder absoluto destruye cualquier tejido social” . Es tal la influencia del poder, que puede hacer sucumbir a personas normales que han saboreado sus mieles y a su efecto corrosivo en el tiempo. 



Dacher Keltner, investigador de la Universidad de California, Berkeley, ha pasado décadas mostrando los efectos del poder en las personas. "Las personas que disfrutan de un poder elevado son más propensas a comer impulsivamente y tener relaciones sexuales desenfrenadas, a violar las reglas de la carretera, a mentir y hacer trampa, a robar en tiendas, a tomar dulces de los niños y a comunicarse de manera grosera, profana e irrespetuosa", 


La tercera razón está en darle poder a las personas equivocadas por las razones equivocadas. Hay que entender el efecto relacional que le da poder a un individuo sobre otros. De hecho, la historia muestra cómo han llegado al tener poder absoluto, personas como Hitler, Chávez, Putin y Duterte, vía el voto  de millones de personas que los eligieron. 


Hay en estas reflexiones muy fuertes un llamado de alerta muy claro para Colombia . Estamos llevando al poder a personas muy cuestionadas y cuestionables. Pero la otra cara de la moneda es que estos resultados también hablan  muy mal de quienes los llevaron al poder. 


Cómo dice el articulista del Time: “ Lo que hace que estas tres tendencias tóxicas sean más interesantes es que son reconocibles en todo el mundo y a lo largo de los milenios. Peor aún, cada una refuerza a las demás, agravando el problema. Las personas corruptibles se sienten desproporcionadamente atraídas por el poder, desproporcionadamente buenas para entrar en él y es desproporcionadamente probable que se aferren a él una vez que lo tienen.” 


En cuanto a la pregunta de cómo lograr que lleguen al poder personas que lo sepan ejercer bien y en beneficio general, hay que poner el ojo al sistema que lo permita. Hoy el sistema está premiando a las personas más corruptas y alejando a quienes quisieran servir pero les espantan las consecuencias. Cómo dice el articulista citado: “ dejamos que la gente que no se merece llegue al poder en lugar de buscar a las personas que sean buenas para ejercerlo” 


No ayuda para nada el debilitamiento cada vez mayor de los partidos políticos, que de alguna manera sirven de tamiz para la selección de los dirigentes que llegan al poder. Algunos dirán que no es así, pero fueron los partidos los que permitieron que llegaran al poder, Alfonzo López Pumarejo, Alberti Lleras y Carlos Lleras, figuras históricas en la policía colombiana. 


Para buscar a este tipo de personas,  hay que tener puestos los ojos en los sistemas de selección para “buscar líderes comunitarios que hayan demostrado su capacidad para comportarse con integridad. Mejor aún, reclutar a aquellos que vean el poder como una carga en lugar de una vocación. Si esperamos a ver quién da un paso adelante, como a menudo hacemos en la sociedad moderna, solo nos tenemos que culpar a nosotros mismos cuando terminamos con un narcisista hambriento de poder a cargo”.


Pero el sistema también es el culpable cuando no tiene claros mecanismos de rendición de cuentas para quienes llegan al poder. Si estos personajes saben que pueden salir impunes cuando abusan de su posición, porque no tienen que responderle a quienes los eligieron, pierden los frenos y cada vez buscarán retar los límites que les permiten comportamientos más abusivos. Este es el  caso de Petro en la actualidad. 


El comentario anterior , se puede extender a la sociedad en general, cuando no hay un sistema de justicia que impida comportamientos que afecten a los demás, se fomenta una cultura de corrupción generalizada, que es lo que lamentablemente también estamos viendo hoy en Colombia. 



Cuando la justicia opera o la sanción social es fuerte, hay más probabilidad de que los que abusan del poder lo piensen dos veces,  porque saben que habrán consecuencias. Para este tipo de dinámicas en las localidades , la propuesta es rodear  a los mandatarios locales con unos comités de apoyo compuestos por miembros selectos de la sociedad.  Además de aumentar la veeduría ciudadana, se buscaría acompañar a estos funcionarios en el ejercicio del liderazgo colectivo, que es cada vez más urgente.


Si analizamos el comportamiento de Petro, hoy ya no actúa como el Presidente de todos los colombianos. Hoy lo hace como un pirómano que recorre el país incendiando los ánimos, polarizando y dividiendo cada vez más a los colombianos. Su comportamiento corresponde a lo descrito en este blog , que nos sirve para entender con quien estamos lidiando y cuáles son las consecuencias si aceptamos que continúe con sus desmanes.



sábado, 16 de marzo de 2024

La ola del pesimismo y sus consecuencias


 Mientras Petro busca distraer a los colombianos generando noticias todos los días mientras está demoliendo la institucionalidad de nuestro país, a muchas personas se les olvida mirar hacia afuera de nuestras fronteras para preguntarse qué tendencias se están viendo que nos puedan impactar, positiva o negativamente .


El comentario anterior nos invita a mirar  el mundo, para entender cómo interpretar nuestra coyuntura actual en Colombia, en el marco de las grandes preocupaciones que hoy ocupan la atención mundial. Nuestro país ha tenido una tradición de verse más hacia adentro que hacia afuera, pero la realidad  es que no nos podemos sustraer de las grandes tendencias globales porque vivimos una época de creciente interconexión.



El Foro de Davos, es el espacio  que ha servido durante más de 50 años como plataforma global para reunir líderes de empresas, gobiernos, organizaciones internacionales, la sociedad civil y al mundo académico, para dialogar acerca de los  temas más críticos que se ven hacia adelante. Hoy en día, este es un espacio muy importante para leer las preocupaciones y tendencias desde las  ópticas muy diversas de sus asistentes. Y también, en el momento en que la institucionalidad multilateral, que se formó después de la Segunda Guerra Mundial, está hoy en crisis y pierde cada vez más relevancia gracias a la confrontación geopolítica que hoy sacude al mundo. 




El Foro anual de Davos, le  ponerle el pulso a los grandes temas que desvelan a los dirigentes que asisten a este evento. El año anterior, la gran preocupación fue la “policrisis”, terminó  que se refiere a la convergencia de múltiples problemas  que generan una inmensa incertidumbre y desorientación colectiva.  En el evento de este año, que se realizó a mediados del pasado mes de enero, hubo un tema sombrilla: la necesidad de construir confianza para enfrentar precisamente estas crisis simultáneas y varios mensajes importantes.



La incertidumbre sobre las perspectivas económicas, fue el telón de fondo de muchas conversaciones durante el evento, a pesar de una aterrizaje suave tras las turbias épocas del COVID, las subida de las tasas de interés y la inflación. Sin embargo, el primer mensaje es que se necesitan nuevos modelos y paradigmas  colaborativos de desarrollo entre el sector público y privado, basados en la productividad, la equidad y la sostenibilidad, teniendo en cuenta que hoy hay múltiples factores y riesgos que configuran la economía mundial para el 2024.


El segundo mensaje fue el poner a la mujer en el primer plano, no solo por temas de equidad de género, sino porque es un recurso cada vez más valioso en estas épocas de crisis. También fue muy importante el tema de las habilidades que requiere la la fuerza laboral en la nueva economía , gracias a los cambios producidos por la tecnología como la inteligencia artificial. Este tópico ocupó muchos espacios en el Foro de este año, la necesidad sobre su despliegue y control, así como las consideraciones de tipo ético que hay que enfrentar. 



Un tercer mensaje se relaciona con “la ayuda que necesitan los directivos para apoyar a sus equipos en la transición y habilidades y la necesidad de buscar formas creativas para generar alianzas entre los sectores público y privado”. Petro fue a Davos pero parece que este mensaje no lo tocó porque no pierde oportunidad para atacar a los empresarios.


Un cuarto mensaje fue la urgencia con la que se debe abordar el cambio climático y el desarrollo acelerado de fuentes energéticas alternativas, así como los recursos que se necesitan . Es muy claro el mensaje: no podemos seguir los futuros modelos de negocio en el agotamiento la naturaleza y los recursos. Las empresas que no entiendan el mensaje desaparecerán. Pero también fue motivo de conversación los otros impactos del cambio climático, especialmente en la salud. 



Pero el gran mensaje de este año en el Foro de Davos, es que la “policrisis” está retando cada vez más las capacidades de la sociedad para enfrentarla. Y lo más importante: “ agotando la condición de energía humana, que de otro modo, podría canalizarse hacia la configuración de un futuro más optimista” . De hecho estamos viendo niveles inéditos de pesimismo y de desconfianza en las instituciones y en la sociedad



Lo que hace más aguda la situación es el efecto amplificador de los medios de comunicación , la tecnología y las redes sociales que aumenta el pesimismo, la desorientación y la desconfianza . Este crea el caldo de cultivo que es aprovechado en su beneficio por los populistas de diferentes corrientes que hoy han llegado al poder montados en la ola del pesimismo y generando mayor polarización .  



En un entorno tan complejo , incierto y con cambios cada vez más rápidos con impactos imprevistos, no es es extraño que en el Foro de Davos, la atención se haya puesto sobre la necesidad imperiosa para restituir la confianza . Recordemos que esta esa el elemento fundamental para tener “Capital Social” , sin el cual una sociedad no puede avanzar. 


Y la construcción de confianza es un prerequsito para poder fortalecer una cultura global, nacional, regional y local, para propiciar la colaboración desde la diversidad. El mensaje desde Davos es contundente: la confianza  es indispensable para enfrentar los tremendos retos que la sociedad tiene que lidiar hoy y hacia el futuro. 


En Davos se vieron  varias las  consecuencias de este entorno tan complejo .


No es de extrañar el aumento de las enfermedades mentales como la depresión y la ansiedad, que se están convirtiendo en la marca de esta época.  Es el resultado de un incremento muy marcado  de la pérdida del sentido de control sobre nuestras vidas. 


Otro efecto muy negativo del momento actual, es que hace perder la perspectiva de los inmenso avances realizados en las últimas cinco décadas, donde se mejora el nivel de vida en general y se sacaron a más de 1000 millones de personas de la pobreza . 


En el caso colombiano, el desconocimiento del gobierno actual de los logros conseguidos y de no querer construir y mejorar sobre lo ya construido, nos está llevando hacia el desmantelamiento de lo que hemos avanzado como sociedad. Es claro que se necesitan mejoras, y en algunos casos cambios importantes, pero sin desconocer los avances realizados. 


Pero hay otra consecuencia que no es menor: el no pararse  para avanzar, sobre que hemos construido con mucho esfuerzo, recursos y tiempo, es especialmente muy peligroso, cuando se quieren cambios sin tener las capacidades para lograrlos. Pero lo es aún más, cuando son propiciados ideológicamente desde un  Estado, que tiene inmensas falencias, que desprecia el aporte del sector privado a quien ve como parte del problema y no de la solución, en lugar de buscar su colaboración que es la marca de nuestra época,  


Los desafíos son inmensos, y hay forma de responder a ellos de manera solitaria porque desbordan de lejos  la capacidad individual de un gobernante o de una comunidad. Este otro llamado que salió de Davos este año. El problema es que las ideologías extremas, están volviendo sordos y ciegos a muchos dirigentes políticos en el mundo. Y mientras tanto, los problemas como el calentamiento climático, siguen inexorablemente su curso, poniendo en riesgo la misma existencia de la humanidad con un aumento creciente del malestar en la sociedad.


La pregunta es ¿ qué hacer ? . 


Cómo se conversó en Davos, “ para avanzar, es necesario identificar las causas profundas que generan estos malestares. Hay que reconocer que nos encontramos en un momento decisivo de la historia y, sin embargo, seguimos aferrándonos a soluciones obsoletas”. Y como ya lo vimos, lo que complica más las cosas, es el hecho que nos enfrentamos la “policrisis”. Es el resultado  de  tener   muchos problemas simultáneos y  profundamente interconectados ,  que se refuerzan mutuamente. “No hay soluciones rápidas ni remedios únicos. Se trata de abordar todos los síntomas de forma holística”


Hay que reconocer que la narrativa que traíamos hasta antes de la pandemia, ya no está funcionado y se necesita construir confianza para colaborar en la búsqueda  creativa de una nueva narrativa para el desarrollo,  de cara a los inmensos retos que enfrentamos y la creciente ola de desconfianza. . Se necesita hacerlo con un sentido de urgencia porque los problemas no dan espera. Y también aprovechar las nuevas tecnologías como la IA, para encontrar respuestas creativas e innovadoras pero reconociendo los riesgos de su utilización .


sábado, 9 de marzo de 2024

El cambio que necesita Colombia.

 


A medida que avanzamos en el siglo XXI, es cada vez más evidente la necesidad de actuar colectivamente, porque los niveles de incertidumbre, complejidad, y cambios cada vez más rápidos con resultados sorprendentes, así lo demandan. El problema es que vivimos en una sociedad individualista, con altísimos niveles de desconfianza que nos impiden colaborar. 



En otras palabras, hoy se vuelve fundamental tener capital social para que una sociedad pueda navegar las aguas tormentosas del entorno actual. Y el capital social se fundamenta en los niveles de confianza que se tengan. Sin ellos, no es posible encontrar un propósito colectivo superior que alinee expectativas , recursos y acciones , para sortear los inmenso obstáculos que se interponen en el camino de buscar un bienestar general para la sociedad.  



Hoy tenemos en Colombia, y en ciudades como Bogotá,  niveles  de desconfianza históricos que están siendo afectados aún más, por acciones deliberadas que se están tomando desde el Gobierno Nacional. Por esta razón, los nuevos gobernantes locales, especialmente de las regiones y ciudades más importantes del país, que están sufriendo las consecuencias de estos ataques, tienen una mayor responsabilidad para reversar estas tendencias de desconfianza. Y ojalá lo hagan de manera colectiva. mostrando así un liderazgo político que ha estado tan ausente en estos últimos dos años, desde la llegada de Petro al poder.


En este entorno,  que se caracteriza por una gran polarización, se vuelve cada vez más importante tener espacios de encuentro, que permitan identificar un propósito superior y una identidad común, en medio de la diversidad de una población como la colombiana. 



Se necesitan espacios colectivos, donde se pueda construir relaciones de confianza que nos permita caminar juntos. Necesitamos tener comunidades con sentido de pertenencia y corresponsabilidad, unidas por la búsqueda constructiva de un bien común que nos haga sentir orgullosos de pertenecer a ellas.  


En medio de un ambiente de desorientación y escepticismo crecientes, habrá muchas personas que han perdido la esperanza aunque siguen buscando a alguien que les ayude a encontrar el camino. Para estas personas , dada nuestra cultura individualista y egoísta, lograr construir comunidades con sentido de propósito, es una utopía que  está fuera de nuestro alcance. Y tienen razón, si nos mantenemos inmovilizados, esperando un milagros externo que nos salve de nuestra incapacidad para despertarnos y trabajar juntos.


La realidad, es que el ser humano tiene una gran capacidad de cambio en momentos de crisis como el actual. Los seres humanos nos somos estáticos y evolucionamos . Pero para ello, tenemos que ejercitar nuestra capacidades de reflexión y de aprendizaje, para ponerlas al servicio de ese cambio que necesitamos hacer hacia adentro de nosotros mismos, si queremos cambiar al sistema en que estamos insertos y somos parte de él . 



En otras palabras, si queremos cambiar el sistema, tenemos que cambiar internamente nosotros y sumarnos para lograr las transformaciones que nos beneficien a todos. Y si lo hacemos, esos cambios sistémicos impactan la cultura, lo que se traduce a su vez en más cambios internos y personales. Se crea un círculo virtuoso que garantiza la sostenibilidad de un cambio sistémico  general.



El tema del cambio interior ,  es el mensaje que está emergiendo como un nuevo paradigma, para entender cómo podemos avanzar en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos por la ONU en el 2017. En este movimiento, sobre el que ya escribí en un blog anterior, el mensaje es contundente. No hemos avanzado hacia las metas del 2030 de los ODS, porque hay una omisión fundamental: es necesario el desarrollo interior del ser humano, para que se pueda responsabilizar individual y colectivamente , para lograr las metas de desarrollo sostenible propuestas. Esta realidad es reconocida por ONU , como lo hizo recientemente en un evento mundial en Estocolmo 


En este contexto, se vuelve fundamental hacerse una pregunta muy profunda. ¿Cuál es el trabajo que cada persona está haciendo en su cambio interior, y que contribuya a que nuestras condiciones colectivas también lo puedan  lograr. Porque  como ya es cada vez más evidente, esto solo es  posible  si comenzamos por nosotros mismos.


Pero la misma pregunta se la deben de hacer las organizaciones en general, públicas y privadas. Es necesario entender que en ellas trabaja la gente, y su ejemplo de cambio y coherencia, es fundamental para inspirar a sus colaboradores también a cambiar. Este es un mensaje fundamental para las organizaciones que quieran liderar y ser parte importante de la transformación del sistema donde operan. 


No quiero subestimar lo que significa lograr todo lo anterior, cuando el foco siempre ha sido mirar hacia afuera y nunca desde el desarrollo interior de los miembros de una sociedad, cuyos comportamientos personales y colectivos determinan lo que puedan lograr juntos,. Es un paso fundamental que requiere de mucho coraje , porque necesita de un trabajo sostenido en el tiempo . 



Pero también es importante anotar, porque se requiere que el trabajo a realizar, nos enfrenta con nuestras creencias, prejuicios, supuestos y contradicciones propias que norman nuestros comportamientos personales y colectivos. Esto pone el foco en un tema fundamental: el papel de la cultura .


Y cuando hablamos de generar cambios de esta naturaleza, hay que reconocer que  las fuerzas que se oponen son enormes, porque hoy enfrentamos ideologías que buscan fracturar y no unir a la sociedad para quedarse en el poder.  En este entorno , se vuelve fundamental  la necesidad de entender la importancia  del papel del ejercicio de liderazgo individual y colectivo. .  


El liderazgo, que hoy tanto reclama la sociedad y cuyo vacío es muy evidente, está asociado a los  cambios que necesitamos  a diferentes niveles de la sociedad. Pero repito, no puede ser un ejercicio  en solitario. Es cada vez más importante de desarrollar capacidades para un liderazgo colectivo, porque el esfuerzo es inmenso y desborda la capacidad de un solo individuo. Y porque se necesita despertar una cultura de corresponsabilidad, sin la cual, la tarea es misión imposible y no es sostenible en el tiempo para lograr el cambio real que necesita Colombia.